La echinacea, planta medicinal con múltiples beneficios para la salud
La echinacea (Echinacea purpurea L.) es una planta herbácea y perenne, que puede llegar a medir un metro de altura. Originaria de Norteamérica, se cree que lleva utilizándose desde hace siglos por las tribus indias de este continente para curar las heridas de las flechas o las picaduras de serpiente. Ya a principios del siglo XX, se adopta en Europa. Sus flores son muy similares a las margaritas, de tonos rosáceos o púrpuras. Su nombre proviene del griego Echinos, que significa ‘erizo’, por su cabezuela central, llena de espinas; y purpurea indica, en latín, el propio color de los pétalos.
Existen en total 23 especies, aunque sólo diez son aptas para el consumo humano. De éstas, las variedades más conocidas son la purpurea –la más conocida y usada, sobre todo en Europa–, angustifolia y pallida. Se puede aprovechar todo de esta planta, desde la raíz hasta las hojas y las flores, por sus beneficios y propiedades medicinales inmunomoduladoras, antivíricas y antibióticas.
Gracias a sus propiedades, la echinacea fresca sirve para combatir dolencias como las infecciones respiratorias, utilizándose para afecciones tan comunes y recurrentes como el resfriado y la gripe.
En la actualidad, existen preparados fitoterápicos a base de echinacea fresca, como Echinaforce Forte, que guardan todas las propiedades de esta planta.
Beneficios de la echinacea fresca
Previene y acorta síntomas de gripe y resfriados
Sin duda, su uso más habitual y por el que es más conocida es el de combatir enfermedades que suelen llegar con el otoño e invierno, como sinusitis, faringitis, gripe o catarros comunes. De hecho, existen estudios* que indican que es tan efectiva como el antigripal más frecuente, pero más segura, puesto que presenta menos riesgos de complicaciones y efectos secundarios.
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) acepta su uso para prevenir y tratar el resfriado, así como la ESCOP (European Scientific Cooperative on Phytoterapy) recomienda el empleo de los preparados de parte aérea y raíz E. purpurea, raíz de E. pallida y raíz de E. angustifolia como coadyuvantes en su tratamiento y profilaxis.
Esta planta medicinal posee una potente y amplia actividad antiviral y principios activos que actúan fortaleciendo el sistema inmunitario y aumentando las defensas, por lo que protege a las células de las agresiones víricas. Además, puede usarse de forma preventiva, durante tres o cuatro semanas en las épocas de mayor riesgo.
Heridas externas o superficiales
La EMA admite el uso tradicional de la parte aérea de E. purpurea, de forma tópica, en el tratamiento de este tipo de lesiones. Hay que destacar que esta planta es un potente cicatrizante, puesto que favorece la formación de tejido de granulación, responsable de la curación de las heridas. Eso, sumado a su propiedad antivírica, hace que sea eficaz en quemaduras, eccemas, herpes, picaduras e incluso en brotes de psoriasis o úlceras en la piel.
FUENTE: A. VOGEL